Riccardo Olivieri se sitúa siempre a la vanguardia. Si fuera soldado, calaría la bayoneta, no el equipo de transmisiones a la espalda. Si fuese jugador de fútbol, llevaría el '9' a la espalda, no los guantes de portero. Pero es peluquero. O estilista, que se dice ahora. Y transgresor. En su local no verán 'Floid'. Ni batines. Ni se escuchan los informativos en la radio. El hilo musical aturde con música de discoteca 'cañera'. Y las paredes están vestidas de cebra, allí no se cuelgan calendarios.
El servicio que ofrece Riccardo es también muy peculiar. Lo mismo realiza un corte de pelo asimétrico que tatúa o coloca un 'piercing' en el cuerpo. Y también vende bolsos y bisutería. Lo dicho, un peluquero transgresor. En su vida privada no se queda atrás, aún en el recuerdo su boda con Luis Ángel Pérez, la primera entre homosexuales que se celebró en la capital palentina y a la que Riccardo llegó a bordo de un imponente Cadillac.
Fue el 15 de octubre del 2005, años después de que Riccardo arribara a Palencia tras conocer a Luis Ángel en unas vacaciones en Canarias. Antes trabajaba en su Turín natal en un gran estudio y viajaba con frecuencia a Madrid. Ahora está al frente de la peluquería Extasy, que abrió hace unos meses en la calle Estrada. Y allí continúa a la vanguardia. En Palencia.
«Es una peluquería diferente, organizo fiestas sorpresa, cambios de estética, cursos de maquillaje en directo en el escaparate...», señala Olivieri, que no se olvida del tatuaje. «Ahora son arte, moda, una cultura. Cada tatuaje tiene un significado, una motivación de independencia, de libertad. Las que más lo piden son las chicas de entre 18 y 25 años. Una incluso me falsificó el carné para hacerse uno, así que no me fío de nadie. O vienen con los padres, o nada», apunta el peluquero, que tiene ciertas normas a la hora de decorar el cuerpo con aguja y tinta.
«Yo no tatúo las manos, está mal visto, sobre todo si uno tiene que ir a buscar trabajo. Tampoco tatúo la cara», comenta Riccardo, que sí acepta encargos en zonas erógenas, pero con salvedades. «Hago firmar una hoja. Muchos utilizan viagra cuando se tatúan. Es un mensaje de que les gusta el sexo», apostilla Olivieri, que recomienda también no tatuarse el nombre de la pareja, por aquello de que el amor no es eterno. «Luego hay que taparlos con otros tatuajes más grandes», señala Riccardo, que en Palencia no se asusta por las peticiones.
«En Madrid sí me sorprendió una persona se hizo un corsé de 16 piercing en la espalda, con lazos y anillos», asegura el peluquero, que también revela algunas de las nuevas tendencias en estilismo. «En peluquería los colores antes eran extremos, ahora hay menos contraste de color pero el corte sí es más duro, más irregular», apunta Olivieri, que, aunque nota de cerca la crisis, confía en su variedad de oferta para salvar la coyuntura.